F
Frank_DelMar
Buenos días -de nuevo- a todos.
Son muchos los retos y desafíos -grandes y chicos- a que los que los TPEs nos enfrentamos desde que suena el despertador y ponemos un pie en el suelo. En el apartado GENERAL he podido ver que se han tocado muchos y muy interesantes temas. Vuestras valiosas aportaciones son perlas para mi mejor conocimiento y en buena parte me siento plenamente identificado con ellas. Muchos de esos temas se centran fundamentalmente en las relaciones personales, amigos, pareja, familia -nuestra cabida en la sociedad- y hasta aspectos íntimos como la sexualidad.
No sé si el tema que aquí se presenta cuenta ya con un apartado específico, pero ha sido leyendo a algunos compañeros acerca de sus dificultades en los estudios (problemas de concentración, memoria) y en el trabajo lo que me ha animado a abrir este "melón". Es un problema que también comparto y lleva conmigo más de media vida. No es una cuestión baladí. Todos los días nos están agobiando con buscar la "excelencia", "perseguir el éxito", "ser competitivos", "darlo todo", etc. Un éxito que hoy se mide no tanto en lo que eres o en tu crecimiento como persona -en tu propia felicidad- como en lo que tienes: ganar dinero a espuertas, una casa grande, un coche de lujo, la mujer o el marido perfectos... O tienes todo eso o no eres nadie.
En la Facultad o en el trabajo tenemos que enfrentarnos -como todo aquel que quiera aprender a hacer un trabajo o ser un profesional-a retos (si quieres ser conductor de autobús, por ejemplo, te puede tocar conducir en condiciones difíciles y llevas a tu cargo la seguridad de personas; si quieres ser cirujano vas a tener que manejar el bisturí; si quieres ser abogado te has de mover por prisiones, comisarías, juzgados y tratar a gente difícil, etc.). Todos estos desafíos -necesarios para crecer- nos ponen contra las cuerdas y nuestro TPE sabotea siempre que puede.
Creo, de veras, que cualquiera de nosotros tiene las herramientas necesarias para sacar adelante un proyecto de vida y progresar -con sus éxitos y fracasos, como todo el mundo-, solo que el TPE es un lastre que anula las innatas capacidades de que todos disponemos y nos exige un plus de esfuerzo y un desgaste psíquico que no es visto ni reconocido desde fuera.
No quiero sentirme inútil ni dejar este mundo sin un pequeño legado. Todos tenemos algo que aportar.
Así que, con vuestro permiso, dejo abierto este apartado. Gracias.
Son muchos los retos y desafíos -grandes y chicos- a que los que los TPEs nos enfrentamos desde que suena el despertador y ponemos un pie en el suelo. En el apartado GENERAL he podido ver que se han tocado muchos y muy interesantes temas. Vuestras valiosas aportaciones son perlas para mi mejor conocimiento y en buena parte me siento plenamente identificado con ellas. Muchos de esos temas se centran fundamentalmente en las relaciones personales, amigos, pareja, familia -nuestra cabida en la sociedad- y hasta aspectos íntimos como la sexualidad.
No sé si el tema que aquí se presenta cuenta ya con un apartado específico, pero ha sido leyendo a algunos compañeros acerca de sus dificultades en los estudios (problemas de concentración, memoria) y en el trabajo lo que me ha animado a abrir este "melón". Es un problema que también comparto y lleva conmigo más de media vida. No es una cuestión baladí. Todos los días nos están agobiando con buscar la "excelencia", "perseguir el éxito", "ser competitivos", "darlo todo", etc. Un éxito que hoy se mide no tanto en lo que eres o en tu crecimiento como persona -en tu propia felicidad- como en lo que tienes: ganar dinero a espuertas, una casa grande, un coche de lujo, la mujer o el marido perfectos... O tienes todo eso o no eres nadie.
En la Facultad o en el trabajo tenemos que enfrentarnos -como todo aquel que quiera aprender a hacer un trabajo o ser un profesional-a retos (si quieres ser conductor de autobús, por ejemplo, te puede tocar conducir en condiciones difíciles y llevas a tu cargo la seguridad de personas; si quieres ser cirujano vas a tener que manejar el bisturí; si quieres ser abogado te has de mover por prisiones, comisarías, juzgados y tratar a gente difícil, etc.). Todos estos desafíos -necesarios para crecer- nos ponen contra las cuerdas y nuestro TPE sabotea siempre que puede.
Creo, de veras, que cualquiera de nosotros tiene las herramientas necesarias para sacar adelante un proyecto de vida y progresar -con sus éxitos y fracasos, como todo el mundo-, solo que el TPE es un lastre que anula las innatas capacidades de que todos disponemos y nos exige un plus de esfuerzo y un desgaste psíquico que no es visto ni reconocido desde fuera.
No quiero sentirme inútil ni dejar este mundo sin un pequeño legado. Todos tenemos algo que aportar.
Así que, con vuestro permiso, dejo abierto este apartado. Gracias.