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¿Son el dolor y la tristeza necesarios para vivir la vida?

  • Autor Autor Sonia
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
El Huffington Post
2019/08/14 09:26
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¿Son el dolor y la tristeza necesarios para vivir la vida? apareció originalmente en Quora, un lugar para adquirir y compartir conocimiento y entender mejor el mundo.

Respuesta de Rodrigo Manrique, escritor y poeta:

Conozco la historia de un hombre que vivía en un departamento pequeño, pero bien distribuido. No era sociable ni te devolvía el saludo. No se le veía sonreír. Su semblante parecía no tener luz. Se movilizaba en bus y solía usar la misma vestimenta todos los días. Al parecer no tenía familia ni amigos, según los vecinos no recibía visitas de ningún tipo. Era un “lobo solitario”.

Sin embargo, cuentan que no siempre fue así. Se sabía que era ingeniero industrial, era uno de los mejores de la ciudad. Participó en proyectos relevantes de diversas compañías. Por muchos años, gozó de una impecable reputación, buenas relaciones y reconocimientos dentro del rubro. Era un sujeto tranquilo, responsable y muy disciplinado.

¿Qué fue lo que le sucedió? ¿En qué momento cambiaron las cosas?

Todo cambió cuando perdió a su esposa en un accidente automovilístico.

Si para toda la familia fue duro, para él fue devastador. No supo manejar la pérdida. Era como si viviera encerrado en una habitación rodeado de fotos de ella, no dejaba de verla. Pudiendo salir y abandonar la tristeza, había algo que lo retenía. Todos los días lloraba su ausencia. Se culpaba por el tiempo que le dedicó al trabajo, por los viajes que no realizaron juntos, por el sueño de formar una familia.

La atmósfera melancólica y dolorosa que había creado estuvo latente en cada día de su vida. Desarrolló una actitud lamentable, débil y pesimista. Si bien seguía respirando, parecía un muerto caminante.

¿Por qué luego de tantos años, seguía estancado en su mundo azul? ¿Había perdido la voluntad de vivir? ¿Podría superar esto algún día?



1. Solemos confundir la tristeza con el sufrimiento. Lo primero es inevitable, lo segundo es opcional.
No puedes evitar llorar la pérdida de alguien importante. El dejar de verlos caminar por donde solían es triste. Los extrañamos. Recordar sus conversaciones, consejos, aroma, su sola presencia, todo esto es único. Aquellos detalles no volverán a repetirse. Nos duele. Y mucho.

¿Qué hacer aquí? Mi humilde consejo es que no impidas a tus emociones pasar por la puerta de la conciencia. Dales la bienvenida. No reprimas lo que sientes. En esos momentos difíciles eres como un volcán a punto de estallar. No los detengas, de alguna manera se manifestará lo que llevas dentro. Es mejor que dejes fluir el río de sentimientos de una manera dócil.

¿Cuándo empieza el problema? Cuando haces de la tristeza un refugio para evitar enfrentarte al mundo. La tristeza te libera para luego continuar. El sufrimiento es como las olas de la orilla de una playa, te llevan mar adentro.



2. La tristeza te hace fuerte. El sufrimiento te hace débil.
Piensa en todas las situaciones complicadas que has atravesado. Sentimos tristeza cuando nos rechazan, nos abandonan, cuando lastimamos a los que amamos, cuando nos fallamos a nosotros mismos. La tristeza viene encadenada de la mano de los infortunios. No puedes separarlos.

¿Entonces cómo lidiamos con ello? Reflexiona al respecto. Suele ser una señal. Tal vez necesites hacer cambios en ti o cambios de planes. La siguiente frase puede resumirlo mejor:

“Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para cambiar aquellas cosas que sí puedo y sabiduría para distinguir una de la otra”.

Una persona inmersa en el sufrimiento lo que busca es atención, protección. Es una persona que no puede seguir luchando contra las adversidades. Es aquel que bajó los brazos y recibe los golpes directamente en el rostro. Siente que no puede más. Decide no intentarlo más por X razones. Comprendo perfectamente que uno puede llegar a este punto, pero no existe posibilidad de crecer en este estado. Solo empiezas a caer de picada.



3. La tristeza cambia vidas. El sufrimiento mata vidas.
Llegas a un punto en donde no es suficiente lo que conoces hoy. Atravesar una etapa aflictiva te exige adquirir nuevas habilidades, nueva información, tomar nuevas decisiones que nunca consideraste. No es posible mejorar tus estándares sin sufrir cambios. Debes abrazar el cambio. Debes abrazar la lucha. Debes ser vulnerable y conocer tus miedos más profundos, conocer tu tristeza, para saber cómo lidiar con ello mientras tomas el camino apropiado.

No consideres el sufrimiento como un lugar seguro. Lo único seguro es que nadie podrá rescatarte de tus propias garras. El sufrimiento es como el alcohol, de manera engañosa te ofrece cobija, te despeja los problemas, te lleva lejos de tu lucha actual, te induce a un sueño de fantasías idónea para aquel que no quiera afrontar la realidad. Aquello es efímero.

No tomes el camino más seguro, A VECES suele ser el más peligroso.



4. La tristeza te sensibiliza. El sufrimiento te castiga.
Una persona que experimenta tristeza es capaz de conocer aquellos sentimientos que yacieron bajo tierra por muchos años. Sentir tristeza es parte de la vida. No puedes ignorarlos, ni deberías. Conocer la tristeza es tan relevante como conocer la felicidad. No sabes cuántas reliquias ocultas residen en un poema melancólico, película dramática, canciones con melodías tristes. Esto crea una experiencia única que automáticamente abre tu corazón y ocasiona que por tus mejillas se deslicen unas lágrimas.

Calibrar la tristeza es importante, de lo contrario, estás en riesgo de terminar en el sufrimiento. Es una fina línea entre la luz y la oscuridad, la fortaleza y la debilidad. La paz o la guerra. La claridad o la confusión. El perdón oe tormento.

Si te sientes prisionero del sufrimiento, busca ayuda, pero no busques atención. Lo primero te impulsa a salir, lo segundo a quedarte como estás.

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Última edición por un moderador:
Excelente artículo, el dilema está en querer salir de esa zona de confort en el cual entramos cuando nos hacemos adictos al sufrimiento y, en esa simil calma, escondiéndonos del mundo para no sufrir, caer en espiral descendiente como bien expresa el artículo.
Yo me hallo en ese punto, no logro cambiar lo que está en mis manos y muchas veces creo que no quiero cambiarlo justamente por lo anteriormente expresado, entré en una zona de confort que me mantiene anestesiada; no es sano, pero es como me siento.
Quizás algún día, me espabile y salga a la luz, yo no lo sé, por el momento solo me limito a hacer todo lo indispensable del día a día, es para lo único que reservo mis energías, no es conformismo, es hasta donde puedo dar.
 
Gracias por este artículo!
Las emociones existen por algo...y es bueno sentirlas. Lo que ya no es tan sano, quizá, como se comenta en el artículo o comenta "La_Bohemia", es estancarse en ese estado...pero es tan difícil, a veces, verdad?
Es cierto que hay que dejar fluir esas emociones...y dejar espacio para otras cosas buenas, que las hay. Pero quién dice que sea fácil?

Muchas gracias por toda esta reflexión!
 
Buen artículo. Exactamente, sufrir es opcional pero el coste de salir de ese estado no es cero.
Creo que la manera más fácil de salir es mediante la psicoterapia pero con un objetivo aunque sea muy difuso...
El apoyo exterior tambien es muy importante en cuanto se acepte (o se pueda aceptar o uno se deje apoyar... etc.).
Una terapeuta me hizo ver hace tiempo que sanar implica un poco de "dolor".
 
Pienso igual que @Raro , todo implica dolor y esfuerzo, además el mismo entorno a veces no quiere que cambies, hay personas inmaduras a las que les molesta el cambio de los demás, entonces hay que gestionar las emociones para con ellas, sin tomar nada de lo que dicen como personal. Pero vale la pena ese esfuerzo y ese dolor, porque de eso se trata me parece la vida, desde el momento que nacemos que es con dolor, el cambio de la niñez a la adolescencia implica dolor, crisis y demás yerbas para poder crecer. El problema reside en las malas experiencias que tenemos o hemos tenido que suponemos nos confirman nuestras limitaciones. Cuando comencé a entrenar hace poco me di cuenta que todo funciona así, si no había dolor físico (moderado por supuesto) no había adelanto en el entrenamiento, si le hacía caso a mí cabeza cuando estaba en la montaña me hubiera detenido, era grande el sufrimiento para llegar a la meta, entonces me propuse llegar al primer km, luego a la mitad, luego a esa cuesta que se ve allá y así hasta llegar, la lucha es interna y contra uno mismo, y creo que por ahí también, haciendo una analogía va la vida, en el camino hay que ir mirando pequeñas metas que serán nuestras pequeñas batallas, sin compararnos con los demás.
 
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