Trauma de apego

Escateret

Usuario veterano
Gracias a @Aishaa he encontrado varios artículos sobre qué es el apego, los varios tipos de apego inseguro que pueden darse (ansioso-ambivalente, evitativo, desorganizado), el trauma que esto puede acarrear, y las consecuencias de ello en la edad adulta (entre ellas trastornos de personalidad).

Os dejo este link y os lo copio abajo:

A alguien más le parece que le puede haber pasado algo de esto?

QUE ES Y COMO AFECTA EL TRAUMA DE APEGO
Trauma de apego

Existe la creencia generalizada de que una persona sufre un trauma cuando ha vivido una experiencia perturbadora, habitualmente inesperada y de elevada intensidad emocional, como un abuso, un accidente, un atentado, una violación, etc.

Sin embargo existen vivencias durante la infancia, incluso en el vientre materno que en sí mismas puede generar un trauma a la persona, un trauma de apego.

Desde que estamos en el interior de nuestra madre establecemos un vínculo, que posteriormente se mantiene y normalmente se amplía a más cuidadores y/o familiares, en nuestra infancia más temprana.

El apego, es el vínculo que el bebé establece desde su nacimiento con sus cuidadores, es un vínculo emocional. Los niños nacen indefensos y necesitan la cercanía y cuidado de sus familiares, para sentirse seguros, cuidados, aceptados.

Nacemos sin poder hablar, por eso los niños llevan a cabo muchísimas conductas para saber que las figuras seguras están ahí, como por ejemplo, cuando sonríen si los miramos, cuando nos tocan, cuando emiten ruidos para llamar nuestra atención. Es su primera toma de contacto con el mundo y de vital importancia para el desarrollo de su personalidad.
trauma de apego


La plasticidad cerebral hace que a medida que el cerebro va madurando, a partir de las experiencias que el niño vive, vaya aprendiendo a relacionarse, a amar, a defenderse, a regularse emocionalmente, etc. Va adquiriendo recursos propios que le ayudan a poder calmarse por sí mismo, a través del apego generado con su familia, que son quienes le aportan la seguridad para poder realizar este aprendizaje. A medida que el niño crece, un vínculo sano de apego, ayuda a que pueda integrar y comprender sus emociones, percepciones, sus pensamientos y a comprender como piensan y sienten los demás, a mentalizar.

La forma en que nos vinculamos a nuestros cuidadores principales, marca el resto de nuestra vida y en muchas ocasiones, cuando no hay un trauma relacionado con abusos y/o malos tratos, no sabemos que podemos padecer un trauma de apego, que acarreará consecuencias físicas, psicológicas y sociales a lo largo de nuestra vida.
¿Qué ocurre cuando hay un trauma de apego?


Cuando las figuras de apego no están disponibles, existe negligencia, abandono o lo están de una manera ansiosa, intermitente, ambivalente, el niño se verá perjudicado por ello.

Pongamos un ejemplo muy básico, cuando un bebé llora y es atendido, lo calman, le hacen sentir seguro, su sistema nervioso que se encontraba sobreexcitado, disminuirá su activación, porque existe alguien que con su presencia, su contacto, su forma de hablar, le ha ayudad a regular sus emociones en ese momento. Sin embargo ¿qué ocurre cuando un niño no es atendido en esta situación?
trauma de apego

El niño intentará llamar la atención de todas las manera posibles, y finalmente dejará de intentarlo, aceptará que nadie va a acudir, pero no se calmará totalmente, su sistema nervioso permanecerá activado ¿Os podéis imaginar cómo se sentirá un bebé en esta situación? Todas las experiencias relacionadas con la falta de cuidado, de apoyo, de comprensión, de afirmación, se codificarán en la amígdala, reactivándose una y otra vez ante muchas experiencias a lo largo de la vida de niño y posteriormente durante su adolescencia y etapa adulta. Aprenderá solo, no a partir de un vínculo que le de soporte en este aprendizaje.

En estos casos el niño desarrolla un apego inseguro, que de manera muy general y para que podáis comprenderlo, se puede clasificar en:
  • Apego ansioso: Desarrolla una hipersensibilidad al rechazo e intenta llamar la atención de los demás a toda costa.
  • Apego evitativo: Ocurre lo contrario con el anterior, existiendo una tendencia a evitar interacciones sociales y una tendencia a aislarse.
  • Apego desorganizado: No desarrolla la capacidad de poder controlar sus reacciones ante situaciones de estrés emocional, por lo que tienden a sufrir desregulaciones afectivas generalizadas.
SI QUIERES SABER MÁS SOBRE LOS TRASTORNOS DE APEGO Y COMO AFECTA EN LA VIDA ADULTA, ENTRA EN ESTE ARTICULO

Desarrollarse en los que se den este tipo de situaciones de manera reiterada y como estilo de crianza, provocan en el niño la acumulación de experiencias traumática y finalmente un trauma complejo, el trauma de apego.¿Qué consecuencias tiene el trauma de apego?

Las consecuencias pueden ser muy diversas y muy destructivas para la persona, ya que inciden directamente en el desarrollo de la personalidad y en la visión del mundo, de uno mismo y de los demás. Existe una mayor incidencia en los siguientes:

trauma de apego

  • Inestabilidad emocional: Cuando el vínculo de apego se ve perjudicado la tristeza puede ser muy permanente en la persona, alternando cuando se siente amenazando con sentimientos de ira y rabia. Estas alteraciones emocionales son incontrolables por la persona, porque no puede regularse, pudiendo necesitar llorar desconsoladamente por cualquier evento o alterándose muchísimo por algo que el resto pueda considerar insignificante. A lo largo de su vida estas personas pueden padecer síntomas depresivos y/o de ansiedad, pudiendo llegar a desarrollar un trastorno.
  • Somatizaciones: No aprender a permitir que las emociones sean expresadas, provoca que estas se queden estancadas en el cuerpo y se muestren mediante síntomas físicos, como dolores de cabeza, musculares, tics, problemas gastrointestinales, etc.
  • Problemas de autoestima y seguridad: Aprendemos a sentirnos bien con nosotros mismos, en gran medida, a la vez que nos sentimos seguros y aceptados dentro de una red familiar, a partir de unos vínculos seguros. A medida que nos hacemos mayores, nos vamos enfrentando a situaciones en las que somos evaluados, en las que tenemos que tomar decisiones, esforzarnos, etc. Ante estas situaciones una persona con trauma de apego tendrá muchos pensamientos negativos sobre sí mismo, no puede verse como es realmente, no ha aprendido a valorar sus fortalezas y debilidades como tal, ni sus capacidades.
  • Problemas para vincular y relacionarse socialmente: La falta de regulación afectiva recibida, deteriora la capacidad para desarrollar vínculos sanos con los demás, pudiendo ponerse en situaciones de riesgo, involucrándose en relaciones tóxicas, desconfiando de las intenciones de los demás, etc.
  • Baja tolerancia a la frustración: El regularse por sí mismo y a la vez estar expuesto a situaciones que reactiven lo vivido, que hagan que la amígdala se active, pueden hacer que estas personas actúen ante situaciones en las que no obtienen los resultados esperados, de una forma muy explosiva emocionalmente, hacía sí mismo y hacia los demás.
  • Sumisión: Puede padecer contradictorio a lo anterior, pero esa soledad emocional en la que se han desarrollado, puede hacer que acepten las decisiones de los demás sin juzgar, que no se planteen otras opciones, por miedo a estar solos.
  • Trastornos de personalidad: La máxima expresión de trauma de apego, se traduce en la prevalencia de una serie de síntomas, durante un tiempo prolongado que dan lugar a diversos trastornos de personalidad como pueden ser: Trastorno límite de la personalidad, trastorno antisocial de la personalidad, trastorno histriónico, narcisista, por evitación, por dependencia.
Si quiere saber más sobre el trauma en la infancia, lée este artículo
 
Aquí se entiende mejor que los padres pueden no darse cuenta para nada, ni notarse nada desde fuera. Así que probablemente nadie notará que hay un problema y el niño probablemente de mayor no se acordará de las desatenciones que sufrió de bebé.


Negligencia y Desapego en la infancia

NEGLIGENCIA Y DESAPEGO- Cómo la negligencia afectiva en el niño repercute en la vida adulta

Qué es la negligéncia y el desapego

Podríamos definir negligencia como la incapacidad de los padres o de las figuras cuidadoras principales de un niño, de satisfacer sus necesidades básicas tanto físicas y materiales, tales como la alimentación, el abrigo, el vestido, la higiene, como afectivas y emocionales. Estas últimas, que son precisamente en las que nos vamos a centrar en este texto, nos referimos a la ausencia o escasa iniciativa de los padres en lo que respecta a la interacción con el niño, así como la ausencia o escasa respuesta a cualquier intento de interacción por parte del niño hacia ellos, como pueden ser el llanto, una sonrisa, o cualquier otro intento de acercamiento, por ejemplo: echar los brazos.
¿A qué nos referimos con negligencia emocional?

Muchas veces esto se debe a que los padres[1] o cuidadores, con sus propias circunstancias y limitaciones, no son capaces de entender o de responder de una forma efectiva a las necesidades emocionales básicas del niño, y no son conscientes de desatender cosas que son importantes para el mismo.

Así como la negligencia física es más fácil de detectar por sus evidentes y visibles signos y consecuencias, la negligencia emocional pasa desapercibida y se materializa en forma de daño emocional silencioso, provocando, como veremos a lo largo del texto, que en la edad adulta haya una sensación persistente de desamparo, y una dificultad de reconocer y validar sus propias emociones. Además los padres, muchas veces no suelen ser conscientes de que su actitud esté afectando al desarrollo emocional del pequeño de esa forma. Sin embargo, los estudios a este respecto han demostrado que la negligencia emocional deja más huella que la negligencia física incluso en sus formas más extremas (maltrato físico o abuso).

negligencia y desapego n la infancia

Cuando hablamos de negligencia emocional no debemos pensar exclusivamente en familias desestructuradas graves, sino también en que esto puede estar sucediendo en familias socialmente adaptadas. Digamos que tendríamos un espectro de todo tipo de familias con niveles socioculturales diferentes que manifiestan la negligencia en muchas de sus formas, de las menos a las más graves.

En líneas generales, podríamos decir que para el correcto desarrollo del niño serían necesarios dos parámetros básicos: el afecto y los límites. Lo ideal sería conseguir un equilibrio entre ambos. Padres afectuosos que entienden y validen las necesidades y emociones de niño, pero que a la vez marcan límites claros.

La desigualdad en la balanza, tanto por exceso como por defecto, en ambos parámetros puede generar que el niño sienta diferentes formas de frustración y fomenta la aparición de patrones de apego que en muchos casos pueden generalizarse cuando se convierte en adultos y se relacionan con sus iguales.

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Consecuencias en la edad adulta de la negligencia durante la infancia


negligencia y desapego
Como psicólogos, nos damos cuenta de que muchos de los casos que nos llegan a nuestra consulta están muy relacionados con problemas afectivos en todas sus formas: déficit en el reconocimiento y la gestión emocional, desconexión, sentimiento de exigencia y culpa, dependencia y relaciones tóxicas, etc.

Muchos de estos problemas derivan de lo que hemos estado tratando a lo largo de este artículo.

En líneas generales, las personas que han sufrido de negligencia emocional, aunque no hayan sufrido abandono ni violencias graves, padecen una serie de problemas que iremos describiendo a continuación.

Cuando una persona está sometida durante la infancia a experiencias continuadas de desapego, por pura supervivencia, tenderá a normalizar las conductas negligentes de los adultos que le cuidan, y desarrollará con mucha probabilidad, la capacidad de disociarse de las emociones negativas que pueda estar sintiendo. Digamos que se produce una especie de efecto anestésico ante el dolor emocional que hará que en la edad adulta tenga dificultades para reconocer las situaciones en las que se está sintiendo no cuidado e incluso abusado.

Se generará pues a nivel inconsciente una falsa creencia de que, si los adultos a su cargo no le han sabido entender y cuidar, será porque sus emociones no son importantes y no merecen ser atendidas. Ocurrirá lo mismo con las necesidades del bebé. Se da por hecho que una madre o la persona principal a su cargo, es capaz de discernir cuando un bebé llora porque tiene hambre y cuando lo hace porque hay que cambiarle el pañal, y esto no es siempre así. Ese niño de algún modo interioriza nuevamente que sus necesidades no deben ser atendidas de manera prioritaria o el hecho de que a lo mejor no es capaz de entender bien que necesita.

Esto a su vez generará con mucha probabilidad la incapacidad como adulto de reconocer y satisfacer las necesidades reales que pueda tener. Estas pasan a un segundo plano, y se antepondrán otras cosas que no son tan importantes e incluso las necesidades ajenas antes de las propias. A nivel emocional pasará algo semejante: el reconocimiento, la validación y la aceptación de las propias emociones será cuestionada y será deficitaria, y además, a estos adultos les costará gestionar y expresar las emociones de una forma asertiva. En resumen, serán adultos que no confíen en sus sensaciones, sus emociones y su intuición.

Un forma de crianza negligente no facilitará al adulto una estructura sólida en la que desarrollarse a
NEGLIGENCIA Y DESAPEGO INFANTIL
nivel individual ni social, ni le dará reglas o límites, y esto dificultará al adulto el cómo enfrentarse al mundo a todos los niveles. Pueden convertirse en personas muy dependientes e inseguras, con una baja autoestima. Por otro lado, puede haber casos en los que hayan optado por sacarse ellas mismas las castañas del fuego, precisamente por la imposibilidad de los adultos de sacárselas. En estos casos será muy frecuentes la aparición de adultos muy autoexigentes, autodisciplinados y culpabilizadores cuando perciben que son incapaces de gestionar ciertas situaciones.

Desde la psicoterapia se pueden abordar este tipo de problemáticas, ayudando a la instalación de nuevos recursos, trabajando la autoestima y las emociones y sanando esas partes de la infancia dañadas, otorgándoles una nueva significación, para poco a poco conseguir que nuestra vida afectiva como adultos sea más satisfactoria.

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[1] Nota: utilizaré a lo largo del texto el término “padres”, para referirme tanto a ellos como a cualquier figura de apego significativa en la infancia del niño, pudiendo ser ésta abuelos, amigos, hermanos, etc.
 
Aquí habla de cómo se forma el apego de los padres al niño, qué tipo de parejas busca, y si tiene hijos, cómo lo vive y cómo actua.

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Yo ya he pensado en todas las combinaciones XD con cual es el mio, el de mi madre, el de mi padre, el de mi pareja....... Uf que cacao tengo en la cabeza :tronchante2: como para tener hijos jajajaja (ayy...).
 
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