Son las seis y media de la tarde en España, de este viernes 27 de noviembre de 2015.
Otro fin de semana se cierne sobre mí.
¿A quién pretendo engañar? Desde hace más de un año vivo en soledad extrema, para mí todos los días son iguales, no importa que sea lunes o sábado, pues como dije en mi presentación, estoy jubilado desde 2011.
Echando la vista hacia atrás, recuerdo que he estado más tiempo solo que acompañado.
He tenido experiencias que han marcado mi vida, como tener un TOC extremo durante 15 años seguidos y haber conseguido superarlo.
He vivido en mi país y en Hispanoamérica. En América he visto cosas que me han impresionado muchísimo, que me han hecho reflexionar. Luego os escribiré una historia real sucedida en una gran ciudad de Hispanoamérica, que os va a impresionar.
He ayudado a tanta gente a lo largo de toda mi vida, siempre de forma altruista, sin esperar nada a cambio, porque soy empático y sensible.
Y ahora vivo encerrado en esta diminuta casa de alquiler, en esta prisión, y estoy hablando con una pantalla de plasma, con una máquina; a veces pienso que voy a olvidar el sonido de mi voz, de tanto tiempo que llevo sin escucharla.
Luché contra la timidez extrema, la fobia social, el TOC, busqué el amor por medio mundo y, al final, me he quedado completamente solo.
Ya tengo 43 años. El estigma que causa el decir "tuve trastorno obsesivo-compulsivo" pesa como una losa sobre mi espalda. La gente huye despavorida. Es el estigma de las enfermedades no físicas.
Sé que moriré solo, pero esto no me importa, para morirme no necesito a nadie a mi lado. Lo que me duele, es vivir en soledad extrema...
Otro fin de semana se cierne sobre mí.
¿A quién pretendo engañar? Desde hace más de un año vivo en soledad extrema, para mí todos los días son iguales, no importa que sea lunes o sábado, pues como dije en mi presentación, estoy jubilado desde 2011.
Echando la vista hacia atrás, recuerdo que he estado más tiempo solo que acompañado.
He tenido experiencias que han marcado mi vida, como tener un TOC extremo durante 15 años seguidos y haber conseguido superarlo.
He vivido en mi país y en Hispanoamérica. En América he visto cosas que me han impresionado muchísimo, que me han hecho reflexionar. Luego os escribiré una historia real sucedida en una gran ciudad de Hispanoamérica, que os va a impresionar.
He ayudado a tanta gente a lo largo de toda mi vida, siempre de forma altruista, sin esperar nada a cambio, porque soy empático y sensible.
Y ahora vivo encerrado en esta diminuta casa de alquiler, en esta prisión, y estoy hablando con una pantalla de plasma, con una máquina; a veces pienso que voy a olvidar el sonido de mi voz, de tanto tiempo que llevo sin escucharla.
Luché contra la timidez extrema, la fobia social, el TOC, busqué el amor por medio mundo y, al final, me he quedado completamente solo.
Ya tengo 43 años. El estigma que causa el decir "tuve trastorno obsesivo-compulsivo" pesa como una losa sobre mi espalda. La gente huye despavorida. Es el estigma de las enfermedades no físicas.
Sé que moriré solo, pero esto no me importa, para morirme no necesito a nadie a mi lado. Lo que me duele, es vivir en soledad extrema...