• Regístrate y participa. ¡Sólo tardas dos minutos!

No quiero ser quien soy.

Andrés Eduardo Suárez

Usuario veterano
No todo el mundo lo pasa mal. Hay gente que no sufre, o al menos no sufre tanto como otros. Recuerdo los extrovertidos, reflexionaban menos. Y se reían más de todo. Supongo que también tendrán sus momentos malos. Pero la verdad mirar para atrás y ver como se ha torcido la vida y donde estoy ahora, un lugar en el que no quiero estar. Acaban de aprobarme el proyecto del FP en Alojamientos Turísticos y soy consciente de que lo empecé para poder trabajar porque con la espalda estropeada ya no puedo trabajar de camarero, pintor o ayudante de carga y descarga de camiones. Con esto al menos me puedo ganar la vida, pero no me gusta, no quiero dedicarme a esto. Lo elegí cuando estaba peor que ahora y estaba desesperado y no sabía que hacer. Acababa de dejar derecho, bueno ya hacía dos años pero no quería dejarlo pero tampoco podía estudiar por la ansiedad y no me gustaba nada. No tenía un plan B. Era Derecho o el abismo de un conjunto vacío. No había alternativa. Cuando me pidieron "diga tres carreras que quiera estudiar" yo solo puse Derecho. Era el sueño de mi vida, bueno, era el sueño de mis padres, tener un hijo abogado. Y yo que quería que me quisieran y estuvieran orgullosos de mí, no lo pensé. Tampoco pude haberlo pensado porque tenía problemas de serotonina y mi cerebro no funcionaba bien. Ahora me encuentro con 28 años y teniendo que hacer algo que no me gusta porque no puedo hacer nada más. Ni siquiera sé para que podría ser bueno o qué me podría gustar. Me interesa la informática, pero si abres milanuncios hay 100 informáticos por 20 euros la hora y si los apuras incluso menos. Yo llamé a uno y me arregló el ordenador mal y luego lo llamé y me dijo que si quería podía desplazarse nuevamente, o sea otros 20 euros. Así está el patio. No sé para qué sirvo, no sé qué estaría dispuesto a hacer que me guste pero desde luego turismo es solo un parche para no morirme de hambre porque como se trabaja sentado lo puedo hacer y no me duele la espalda. Supongo que cualquier decisión de hace 6 años hubiera sido una mala decisión así que intentaré no machacarme con este tema.

El asunto es, ¿y ahora que hago? ¿hacia donde voy? ¿empiezo otra cosa?, ¿para qué? ¿para dejarla dentro de 5 años? Voy a ser el eterno becario. Que tristeza, pero no solo por ser algo que no quiero ser, o porque vaya a tardar 5 o 10 años en estar en otro lugar, y que cabe la posibilidad de que sea incluso peor, sino por que ni siquiera sé qué me gusta. No sé quien soy. ¿Cómo se puede fracasar tan estrepitosamente? Yo tenía un plan, iba a ser abogado, todo iba a ser fácil y yo tendría éxito y tendría una vida cómoda y hoy por hoy ni vida tengo. En fin. Así es la vida. Los hijos de puta que partían de la risa de como hablaba y vestía en el colegio son uno economista, y los otros dos recursos humanos. Y yo y el otro compañero que los tuvimos que aguantar, él es bedel y yo así.

Si esto hubiera ocurrido en Estados Unidos hubiese sido otra matanza como la de Columbine. Quizás debería sentirme feliz por tener aún la posibilidad de reconducir el fracaso. Pero hoy no soy capaz de verlo de otra manera. Supongo que lo mejor será irse a dormir y mañana ya volveré a pensar como ha podido pasar esto.

Gracias por leerme.
 
Última edición:
Saludos Andrés. Ciertamente vivimos atrapados en aquella constructo o noción del mundo y de nuestra posición (o falta de posición) en en el. Los grilletes son emocionales; no podemos romperlos, pues están hechos de nuestra propia piel, y mientras mas intentamos forzarlos mas duele, y mas fuertes se hacen estos, como un musculo que se ejercita. El padecer un trastorno de personalidad, o un trauma profundo, equivale a una subversión de la vitalidad existencial. Nos sentimos arrastrados, miserables, e impotentes. Consumidos. Alienados.

Por lo demás vivimos en una época muy particular, en donde el sentido sucumbe ante la materialidad, el orden, la arrogancia, y el supuesto progreso. Nuestra época es, contra todo sentido común y consenso, una época oscura, de una forma sutil, profunda e implacable. Hay un peso, una carga, una carencia, un extravió, que el ser humano no es capaz de percibir fácilmente, pero que permea, y se expresa, en una desesperación, en un desconcierto. En el mejor de los casos, en una existencia hedonista y cinica, lisiada espiritualmente.

¿A donde nos lleva todo esto? Bueno, creo que si tenemos alguna elección con sentido, esta es amar. ¿Que cosa? Bueno, cualquier cosa. Una canción, un gesto, el color de las hojas, un libro, un poema, un color. Y a veces también a una que otra persona. El maldito ser humano. Somos criaturas tan extrañas. ¿Los planes? Bueno, los malditos planes, han de existir, pero tampoco hay que tomarselos tan enserio. Vivir el ahora. Suena tan simple que, desde luego, parece una broma de mal gusto.

No busco acá plantear una solución o dar consuelo. Solo soy un extraño en el bar de la vida que divaga un poco mientras acaba su copa. Salud Andrés.
 
Última edición:
Saludos Andrés. Ciertamente vivimos atrapados en aquella constructo o noción del mundo y de nuestra posición (o falta de posición) en en el. Los grilletes son emocionales; no podemos romperlos, pues están hechos de nuestra propia piel, y mientras mas intentamos forzarlos mas duele, y mas fuertes se hacen estos, como un musculo que se ejercita. El padecer un trastorno de personalidad, o un trauma profundo, equivale a una subversión de la vitalidad existencial. Nos sentimos arrastrados, miserables, e impotentes. Consumidos. Alienados.

Por lo demás vivimos en una época muy particular, en donde el sentido sucumbe ante la materialidad, el orden, la arrogancia, y el supuesto progreso. Nuestra época es, contra todo sentido común y consenso, una época oscura, de una forma sutil, profunda e implacable. Hay un peso, una carga, una carencia, un extravió, que el ser humano no es capaz de percibir fácilmente, pero que permea, y se expresa, en una desesperación, en un desconcierto. En el mejor de los casos, en una existencia hedonista y cinica, lisiada espiritualmente.

¿A donde nos lleva todo esto? Bueno, creo que si tenemos alguna elección con sentido, esta es amar. ¿Que cosa? Bueno, cualquier cosa. Una canción, un gesto, el color de las hojas, un libro, un poema, un color. Y a veces también a una que otra persona. El maldito ser humano. Somos criaturas tan extrañas. ¿Los planes? Bueno, los malditos planes, han de existir, pero tampoco hay que tomarselos tan enserio. Vivir el ahora. Suena tan simple que, desde luego, parece una broma de mal gusto.

No busco acá plantear una solución o dar consuelo. Solo soy un extraño en el bar de la vida que divaga un poco mientras acaba su copa. Salud Andrés.

Te agradezco una reflexión tan bonita, de palabra y de fondo. Clarividente. Genuina creación de una mente afortunada. Y sí, soy un lisiado espiritual por una carencia existencial que nos marca la sociedad de forma sutil, profunda e implacable. O eres o tienes. No hay opciones. Y yo, lamentablemente para mí, ni tengo ni soy, aunque honestamente tener a mí no me llena. Siempre quise ser alguien. Llenar mi vida de sentido a través de conseguir mis metas y sueños que hoy ya ni tengo porque tras la reflexión posterior a la caída decidí que abogado es para gente extrovertida, que le guste debatir, que le guste estar con gente y relacionarse de la forma que sea. La abstracción es la relación y yo disfruto estando en casa, sin salir, quizás jugando online con gente que esté a miles de kilómetros pero sin tener que estar de forma material y corpórea, eso le quita cualquier atisbo de felicidad a mis relaciones interpersonales. Nunca aprendí a relacionarme y ya a estas alturas solo conseguiría ser un lisiado emocional en una sala llena de extrovertidos. No le veo el sentido.

Siempre hay cosas que nos gustan, una canción, un color, la lluvia, el olor a tierra mojada, una mañana soleada de principios de mayo, conseguir un aprobado, aprender algo nuevo, descansar, jugar con el ordenador, pero mi carencia es de ambiciones, de metas profesionales, de admirados/as, y por muy impuesto que sea el vacío necesito llenarlo. Soy incapaz de cuestionar por qué o qué derecho tiene otro ente sea unipersonal o colectivo de imponerme algo a mí. No sé cuestionar las normas aunque sean injustas. Nunca fui un espíritu libre, más bien lo contrario. Soy esclavo de mis creencias y obligaciones heredo-autoimpuestas. No sé ser diferente y dudo que llegue algún día a querer ser diferente porque mi personalidad es ISTJ, o sea la hormiguita trabajadora que no cuestiona jamás a un superior. Y la sociedad es un superior. Las expectativas percibidas en las normas sociales y morales para mí son incuestionables.

La única alternativa posible para mí es reflexionar ¿por qué pasó esto? Corregir lo que falló y volver a intentarlo. Nunca sería feliz fuera de la ruedita del hamster. Es triste pero es así.

En cualquier caso, pues bueno, intentaré buscar nuevos intereses y dedicarles tiempo, quizás dentro de algún tiempo alguno llegue a darle sentido a mi vida, pero eso será dentro de años, ahora no hay cimientos para nuevos sueños. Toca construirlos de la nada con herramientas gastadas como diría el poeta. Mala suerte, pero bueno, hoy al menos ya no estoy disgustado.

Gracias por escribir @Caplun.

Un saludo.
 
"Ser alguien" no es algo que nos lo vaya a entregar el cumplir metas y sueños; pero lo entiendo pues yo también lo he experimentado. Cuando sientes que tu vida es un barco a la deriva, que no sabes remar, que no tienes músculos en los brazos y que no tienes remos, es imposible no pensar que unas remos y unos buenos brazos harían la diferencia. Pues bien, yo he construido remos y he ejercitado mis brazos, pero no he llegado muy lejos pues no he sabido hacia donde ir, y tampoco he logrado dilucidar si quiero ir realmente a algún lado. Supongo que en la raíz del problema esta nuestra alineación con el mundo, con el resto. Si nos sintiéramos parte del mundo supongo los logros serian mas una consecuencia de un dejar fluir nuestro espíritu y no tanto una compulsión por establecer nuestro valor.

Ha sido un gusto Andrés.
 
"Ser alguien" no es algo que nos lo vaya a entregar el cumplir metas y sueños; pero lo entiendo pues yo también lo he experimentado. Cuando sientes que tu vida es un barco a la deriva, que no sabes remar, que no tienes músculos en los brazos y que no tienes remos, es imposible no pensar que unas remos y unos buenos brazos harían la diferencia. Pues bien, yo he construido remos y he ejercitado mis brazos, pero no he llegado muy lejos pues no he sabido hacia donde ir, y tampoco he logrado dilucidar si quiero ir realmente a algún lado. Supongo que en la raíz del problema esta nuestra alineación con el mundo, con el resto. Si nos sintiéramos parte del mundo supongo los logros serian mas una consecuencia de un dejar fluir nuestro espíritu y no tanto una compulsión por establecer nuestro valor.

Ha sido un gusto Andrés.

@Caplun

Yo no he renunciado a ser parte de este mundo. Considero que soy parte de una minoría que quiere ser en lugar de tener, que no muere por algo material, que le da valor a las cosas que deben tener valor, que valora su tiempo en estado de tranquilidad, la buena gente cuando están de buen humor, una conversación que me guste, los fenómenos de la naturaleza, una película, un juego, algo que me llene. Quizás de ahí la diferencia. Yo sí que quiero llegar a algún lado. Puede que no tenga remos ni sepa donde queda el norte, pero brazos sí tengo y ganas de vivir, de momento y gracias al Demiurgo, también. Quizás deberías hablar de la falta de ganas con tu terapeuta porque eso me parece peligroso.

Te deseo que encuentres algún norte que le de sentido a todo y ganas de remar.

Un saludo.
 
Supongo que he sido del todo claro ni extensivo Andrés. La alienación, creo, surge precisamente de ese pensar o sentir que somos tan diferentes, de aquella comparación odiosa, de aquel menoscabarnos. Claro que pertenecemos al mundo, queramoslo o no, y claro que son importantes las metas, las ganas. Y no es que no tenga ganas, o que este deprimido, sino mas bien desconcertado. Porque siento que durante toda mi vida perseguí un espejismo. Ese maldito intentar definirse. Ese desear pintar un cuadro elaborado de mi mismo, que pudiera colgar en aquel muro vació y convulso.

Mi punto es que no importa demasiado el donde estamos o que dirección tomemos, si nos entregamos, si actuamos con rectitud, humildad y bondad, en lo que sea que hagamos o nos propongamos. Y aunque te conozco muy poco Andrés, mi impresión es que tu lo has hecho y lo estas haciendo, aun teniendo que sobrellevar un peso enorme. La has pasado mal, pero no has fracasado, porque eres una persona inteligente, reflexiva, esforzada y responsable.

No tenemos nada que demostrarle al mundo ni a nosotros mismos. Aunque la verdad aun me cuesta "creer" en mis propias palabras. Pero lo intento, cada día, y siento algo, un poco, de liberación.
 
Última edición:
Supongo que he sido del todo claro ni extensivo Andrés. La alienación, creo, surge precisamente de ese pensar o sentir que somos tan diferentes, de aquella comparación odiosa, de aquel menoscabarnos. Claro que pertenecemos al mundo, queramoslo o no, y claro que son importantes las metas, las ganas. Y no es que no tenga ganas, o que este deprimido, sino mas bien desconcertado. Porque siento que durante toda mi vida perseguí un espejismo. Ese maldito intentar definirse. Ese desear pintar un cuadro elaborado de mi mismo, que pudiera colgar en aquel muro vació y convulso.

Mi punto es que no importa demasiado el donde estamos o que dirección tomemos, si nos entregamos, si actuamos con rectitud, humildad y bondad, en lo que sea que hagamos o nos propongamos. Y aunque te conozco muy poco Andrés, mi impresión es que tu lo has hecho y lo estas haciendo, aun teniendo que sobrellevar un peso enorme. La has pasado mal, pero no has fracasado, porque eres una persona inteligente, reflexiva, esforzada y responsable.

No tenemos nada que demostrarle al mundo ni a nosotros mismos. Aunque la verdad aun me cuesta "creer" en mis propias palabras. Pero lo intento, cada día, y siento algo, un poco, de liberación.

@Caplun

Es cierto que el muro del amor propio está vacío, y que queremos llenarlo con cualquier cosa que nos devuelva al mundo, a la pertenencia, al valor. La incapacidad de pertenecer sí que proviene de la alienación y la alienación a su vez, de sentirnos diferentes pero tan solo, y como bien dices, porque nosotros mismos, o por lo menos yo, no nos permitimos aceptar un rol de menor nivel que el que estamos convencidos que merecemos. En el momento en el que yo consiga algún éxito de aquellos que yo pongo en valor, mi mente y mi conciencia moral, la voz mía interior que me dice que sí y que no, estoy seguro que me permitirá decirme que vuelvo a tener valor y así poder encajar en el mundo. Yo no encajo de momento pero sigo intentándolo porque para mi mente el valor está en conseguir ser alguien. Y algún día, si el Demiurgo lo quiere podré ser quien quiero ser y recuperar mi valor y mi pertenencia al mundo, que es un mundo de gente de éxito. Es un mundo dentro de este mundo. Es mí mundo. Ese es el lugar que mi mente me dice que merezco aunque todo el mundo diga lo contrario y que acepte mi fracaso. Fracasar no es perder, fracasar es dejar de intentarlo. El exitismo es un problema común en los países subdesarrollados donde te inculcan desde bien chiquito que tienes que hacer cosas para ser o estar donde quieres estar. En España los niños, por lo menos una gran parte y hasta una cierta edad, juegan y viven despreocupados, luego ya cuando tienen unos 8 o 10 años los empiezan a mandar a aprender idiomas para prepararse para el futuro. Pero tampoco les dicen el por qué o para qué y de este modo son ajenos a su propio proceso de preparación para la lucha y por tanto no deben asumir responsabilidades. En los países subdesarrollados nos enseñaron a luchar y a ser conscientes del desafío al que nos íbamos a enfrentar y a donde debíamos llegar desde antes de tener la capacidad del sentido común. Digamos que nos decían de una manera velada que no teníamos asegurada nuestra autoestima y que no podíamos estar conformes con nosotros mismos hasta llegar allí.

Yo no he de definirme, a mí me definieron, me pusieron los puntos sobre las íes cuando yo no podía defenderme. Y así soy hoy, ya no puedo cambiarlo porque está dinámica mental, estas normas heredo impuestas ahora son aprendido-autoimpuestas. Yo necesito llenar el muro con un papel, un título que diga que valgo porque así me enseñaron que debía ser. No un cuadro, ojalá hubiese un cuadro porque hubiese sido interpretable en una amplio abanico de lecturas. Pero el título lo tienes o no lo tienes y quien lo da, el Estado, es un ente sin alma. Creo que explicado así sobra decir nada más.

Creo que sí fracasé y más de una vez. Fracasé en Derecho por no conseguir el título pero fracase más tarde y más convulsamente en no saber ni siquiera que Derecho no era lo que quería, doble fracaso y lo asumo. Inteligente o no, con sufrimiento o no, lo asumo y sigo adelante. Y espero en este nuevo intento corregir el error y conseguir lo que no conseguí en su día que es conseguir ser valioso para mí mente. Digamos que a esta mente puñetera que tengo no le importa demasiado cuando lo haga si al final lo consigo. Para mí es suficiente.

Es verdad que no tenemos nada que demostrar realmente para ser valiosos, pero yo no hago esto para demostrar nada a nadie, más que a mí mismo por puro amor propio y por, como decía antes, poder recorrer esta dinámica, este proceso mental de quererme de forma condicionada y sentir que conseguí hacer lo que debía porque lo impuesto ahora es aprendido-autoimpuesto. Hacer lo que debo, recuperar el valor que mis padres dijeron que no tendría si no conseguía llegar a donde tengo que llegar y una vez que llegue y me permitan recuperar el valor, poder volver a profesarme la estima que hoy no puedo pero que sigo creyendo que merezco y que, con un poco de suerte, quizás pueda llegar a conseguir a través del ser, no del tener.

Y bueno, algunos estamos inmersos en procesos largos y dolorosos y otros tuvieron todo más fácil. Freud decía algo así como: "He sido un hombre afortunado en esta vida porque nada me ha sido fácil", quizás haciendo alusión a la creencia popular de que quien más sufre se convierte en mejor persona. Quizás sea cierto o no, no lo sé. Al menos pensarlo me hace sentir bien conmigo mismo, y me sirve para darme una palmadita en la espalda, por estúpido que esto pueda resultar, y decir: "ánimo que vos, además, sos mejor persona". En fin, las creencias, limitantes o no, nos marcan para toda la vida. Hay que tener mucho cuidado en la educación de los niños.

En definitiva no te preocupes @Caplun porque yo tengo bastante claro qué es lo que tengo que hacer y porqué siento que debo hacerlo.

Gracias por escribir. De nuevo, un gusto leerte.

Un saludo,

Andrés.
 
Última edición:
El asunto es, ¿y ahora que hago? ¿hacia donde voy? ¿empiezo otra cosa?, ¿para qué? ¿para dejarla dentro de 5 años? Voy a ser el eterno becario. Que tristeza, pero no solo por ser algo que no quiero ser, o porque vaya a tardar 5 o 10 años en estar en otro lugar, y que cabe la posibilidad de que sea incluso peor, sino por que ni siquiera sé qué me gusta. No sé quien soy. ¿Cómo se puede fracasar tan estrepitosamente? Yo tenía un plan, iba a ser abogado, todo iba a ser fácil y yo tendría éxito y tendría una vida cómoda y hoy por hoy ni vida tengo. En fin. Así es la vida. Los hijos de puta que partían de la risa de como hablaba y vestía en el colegio son uno economista, y los otros dos recursos humanos. Y yo y el otro compañero que los tuvimos que aguantar, él es bedel y yo así.

Si esto hubiera ocurrido en Estados Unidos hubiese sido otra matanza como la de Columbine. Quizás debería sentirme feliz por tener aún la posibilidad de reconducir el fracaso. Pero hoy no soy capaz de verlo de otra manera. Supongo que lo mejor será irse a dormir y mañana ya volveré a pensar como ha podido pasar esto.

Gracias por leerme.
Aquí se puede leer como Andrés reconoce que su vida se le ha ido de las manos, al hacer mención a una matanza con armas como suele ocurrir en Estados Unidos.

No tengo nada mas que decir.
 
Atrás
Arriba