Escateret
Usuario veterano
Había una combinación de genes perfecta. Es más, había muchas combinaciones buenas. Pero el azar se equivocó.
Hay una de las combinaciones que me visita con regularidad en mi imaginación. Era la mejor. Destacaba entre la multitud, sin buscarlo, por sus virtudes, y no le importaba. Su nombre es Úrsula, tiene el cabello rizado y los ojos como los míos, pero más grandes. Ella es asertiva. Es capaz. Ha hecho muchas grandes cosas, y le quedan otras tantas por hacer. Es magnética, y puede ser seca, cuando quiere, sin esfuerzo. Porque está segura de sí misma.
Me habría gustado conocerla, y que el mundo la conociera. Pero ya no es posible. Me habría gustado para demostrar que tengo razón, y para poder dormir tranquila sabiendo que el mundo gioverebbe de sus genes. Podría dormir tranquila -y despreocuparme-.
Pero el azar se equivocó, los buenos genes se quedaron atrás, y el resultado fui yo.
Intento cerrar los varios círculos en los que estoy perdida. Seguro que Úrsula encontraría la pieza que da sentido a todo. Pero como el azar se equivocó, se perdió toda esperanza, y yo descansé en la falsa despreocupación. Durante años.
En cambio yo estoy aquí. Por suerte o por desgracia. Y Úrsula no está. Así que la clave la encontraré yo o nadie la encontrará. No valen las despreocupaciones. No vale delegar. No vale la indiferencia.
Hay una de las combinaciones que me visita con regularidad en mi imaginación. Era la mejor. Destacaba entre la multitud, sin buscarlo, por sus virtudes, y no le importaba. Su nombre es Úrsula, tiene el cabello rizado y los ojos como los míos, pero más grandes. Ella es asertiva. Es capaz. Ha hecho muchas grandes cosas, y le quedan otras tantas por hacer. Es magnética, y puede ser seca, cuando quiere, sin esfuerzo. Porque está segura de sí misma.
Me habría gustado conocerla, y que el mundo la conociera. Pero ya no es posible. Me habría gustado para demostrar que tengo razón, y para poder dormir tranquila sabiendo que el mundo gioverebbe de sus genes. Podría dormir tranquila -y despreocuparme-.
Pero el azar se equivocó, los buenos genes se quedaron atrás, y el resultado fui yo.
Intento cerrar los varios círculos en los que estoy perdida. Seguro que Úrsula encontraría la pieza que da sentido a todo. Pero como el azar se equivocó, se perdió toda esperanza, y yo descansé en la falsa despreocupación. Durante años.
En cambio yo estoy aquí. Por suerte o por desgracia. Y Úrsula no está. Así que la clave la encontraré yo o nadie la encontrará. No valen las despreocupaciones. No vale delegar. No vale la indiferencia.