N
Nezumi
De vez en cuando, parece que las cosas comienzan a ir bien, pero es sólo una cruel fantasía.
Parece que milagrosamente mis batallas internas/inseguridades/demonios se han esfumado, y me permito ser feliz por un instante, el instante que toma el brutal descenso contra el suelo, entonces me veo forzada a aceptar que esta enfermedad es parte de mí como lo es cualquiera de mis miembros.
No quiero salir fuera, he preferido cortar toda clase de comunicación con mis semejantes porque la simple idea me produce un temor aparentemente injustificado. Constantemente estoy en desconfianza, más alerta a lo externo de lo que debería, y así no se puede vivir. Este fenómeno está interfiriendo con todos mis planes, con mis sueños y metas, ahora más lejanas en comparación con el ayer. A este ritmo, dudo mucho que pueda desenvolverme en los exteriores como alguien normal. Poco a poco este malestar me está destruyendo, temo que ya sea demasiado tarde para ser salvada.
Sé que no puedo evadir al mundo para siempre, pero hasta el momento en que nos encontremos de frente,
prefiero continuar huyendo de la angustia que se ciñe entorno a mi cuello,
amenazando con estrangularme.
Parece que milagrosamente mis batallas internas/inseguridades/demonios se han esfumado, y me permito ser feliz por un instante, el instante que toma el brutal descenso contra el suelo, entonces me veo forzada a aceptar que esta enfermedad es parte de mí como lo es cualquiera de mis miembros.
No quiero salir fuera, he preferido cortar toda clase de comunicación con mis semejantes porque la simple idea me produce un temor aparentemente injustificado. Constantemente estoy en desconfianza, más alerta a lo externo de lo que debería, y así no se puede vivir. Este fenómeno está interfiriendo con todos mis planes, con mis sueños y metas, ahora más lejanas en comparación con el ayer. A este ritmo, dudo mucho que pueda desenvolverme en los exteriores como alguien normal. Poco a poco este malestar me está destruyendo, temo que ya sea demasiado tarde para ser salvada.
Sé que no puedo evadir al mundo para siempre, pero hasta el momento en que nos encontremos de frente,
prefiero continuar huyendo de la angustia que se ciñe entorno a mi cuello,
amenazando con estrangularme.